10.02.2016
Lentamente el ferry comenzó alejarse del muelle de Puerto Madero para empezar a navegar dentro del Río de la Plata. Estábamos dejando Buenos Aires para darle vida a nuestro viaje por el Uruguay, así que luego de haber atravesado el río màs ancho del mundo llegábamos a la ciudad de Colonia del Sacramento, nuestra primera parada.
La idea es cruzar el país recorriendo la costa comenzando por la ciudad de Colonia, pasando después por Montevideo para luego tomar la ruta interbalnearia hacia la frontera con Brasil.
La manera más exótica y barata de llegar a Uruguay desde Buenos Aires es por medio de la empresa Buquebus con las salidas desde Puerto Madero con destino a Colonia. Nosotros viajamos en unos de los ferry lentos que tardan 3 horas y pagamos 330 pesos argentinos por los pasajes (niños también pagan). Los que viajan de noche son aún más baratos. Por 1100 pesos argentinos por adulto hay buques rápidos que en 2 horas y media llegan directo a Montevideo.
Desembarcamos en el puerto de Colonia y bajo el sol del mediodía empezamos a buscar la calle del Hostel Celestino, habitaciones dobles con baño compartido por 35 dólares la noche y habitaciones compartidas por 11 dólares, con desayuno incluido y wi-fi. En el lugar hay una equipada cocina a disposición, con heladera, todo muy limpio.
La moneda del Uruguay son los pesos uruguayos, 1 dólar equivale a 31 pesos. Aunque vale destacar que en la mayoría de los restaurantes y negocios de Colonia aceptan pesos argentinos, también reales y dólares. De echo para los argentinos es más conveniente pagar en pesos argentinos (sin cambiar al llegar) dado que tiendas y restaurantes ofrecen un cambio mejor.
Después de dar unas vueltas por las calles de Colonia y percibir la tranquilidad del lugar, nos dirigimos a su centro histórico, declarado patrimonio de la humanidad en el año 1995. Su estilo portugués, español y post colonial hicieron de este lugar un retrato de la época colonial.
Calles empedradas, murallas en piedras, arcos y coloridas casas invitan a perderse en la historia.
El faro de Colonia corona las alturas del barrio viejo con sus 34 metros sobre el nivel del mar. Sus amplias plazas de árboles ancestrales son los únicos sobrevivientes testigos del pasado.
Autos antiguos decoran los bares que se encuentran desparramados por el casco histórico, conformando así una postal irresistible a las cámaras.
Sus casas coloridas dan vida al lugar, muchas de ellas ahora son bares, restaurantes y negocios. Subiendo y bajando por sus calles adoquinadas, mirando los frentes de las viejas casonas y su malecón por momentos nos pareció estar caminando por la ciudad colonial de Cartagena de Indias en Colombia, por cierto faltó el cafecito en la plaza, que en Colombia nunca falta!
Y tanto caminar nos vino el hambre!!! A la hora de comer te contamos que un plato de ravioles con salsa en un restaurante te podrá costar alrededor de 250 pesos uruguayos, mientras que una cerveza nacional cuesta unos 140 pesos uruguayos y una bola de helado 35 pesos uruguayos.
Saliendo del casco histórico se encuentra la avenida de las flores, calle principal de Colonia donde se encuentra su centro comercial, con variados negocios, supermercados, bancos, agencias turísticas, casas de cambio, hoteles y restaurantes.
En nuestros 2 días de estadía disfrutamos de los encantos de la parte histórica de la ciudad y también de su tranquilidad y silencio. Pocos autos transitan sus calles y cada tanto se cruzan silenciosos y modernos autos a batería que pasean turistas.
Dejamos el Hostel Celestino por la mañana después de desayunar, caminamos hasta la terminal de ómnibus que queda al lado de la terminal marítima (5 cuadras desde el hostel) y compramos pasajes con destino a Montevideo, la capital uruguaya que se viste de carnaval para celebrar las «llamadas», 2 días de tamboreadas y comparsas al ritmo del candombe…